Los exiliados románticos

Jonás Trueba tiene una sensibilidad poco frecuente y un talento poco común para filmar con delicadeza y buen gusto paisajes habituales que, pasados por su lente, parecen nuevos y únicos. Su capacidad para tratar temas universales (el amor, la amistad o el cine) y para subrayar la belleza de las cosas cotidianas (la de un viaje con amigos, una furgoneta que solo permite ir a 80 km/h o la de la camarera del bar de debajo de casa poco antes de cerrar) que pasa inadvertida por la rutina vuelve a quedar patente en ‘Los exiliados románticos’, su tercera película, que se estrenó en cines la semana pasada.

Toma el título del libro de E.H. Carr en el que reconstruía la historia de los exiliados del régimen zarista, liberales y anarquistas rusos que se esparcieron por Europa. “En la mayoría de ellos, el fervor revolucionario iba unido a un incorregible romanticismo”, dice el texto de contraportada del libro. Trueba, rodeado de su equipo habitual (al que se añade Miren Iza, de Tulsa, que se ha encargado de la banda sonora y también aparece en la película) decidió contar la historia de tres amigos que emprenden un viaje —con paradas en las ciudades del exilio español en Francia— en busca de tres chicas. Es un viaje para tratar de prolongar la juventud, una adolescencia que los protagonistas no terminan de abandonar y en la que son felices, creen en el amor y la precariedad les da libertad.

Una de secuencias más impresionantes de la película — bien podría justificar ella sola toda el metraje— tiene lugar en París, en los Jardines de Luxemburgo. El actor oscense Vito Sanz está espléndido en su estrepitoso fracaso al hablar en francés. Tiene otros momentos magníficos en los que despliega su vis cómica y su talento sin afectación: cuando explica qué es Salou en una cena en la que se hablan cuatro idiomas, entre otros.

Natalia Ginzburg y su estupendo libro ‘Las pequeñas virtudes’ sobrevuelan la película: se citan dos ensayos. Cine y vida se confunden en este retrato de la amistad que consigue lo que se propone: atrapar la belleza y los amores posibles.

*Columna publicada el domingo 21 de septiembre de 2015 en Heraldo domingo.

**En la imagen, Vito Sanz, uno de los exiliados románticos.

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