Cajas

Estos días ando empaquetando mi vida: es mi segunda mudanza madrileña. Abandono la Gran Vía, Malasaña, las prostitutas y los bares de copas y me voy a Chamberí, lo que corrobora el fin de mi juventud y es una prueba más, como lo fue comprar el sofá marrón chocolate, de mi paso a la edad adulta. Ha sido divertido y agotador pedir cajas en todos los comercios del barrio: mercado, la tienda de ropa moderna, la licorería, etc. He descubierto, además, que las cajas de botellas de alcohol son muy buenas para los libros porque no son demasiado grandes ni demasiado pequeñas.

Mientras mi novio se encargaba de quitar las lámparas y embalar todos los enseres de la cocina, yo empacaba mis libros —son míos, pero no son todos los que están: mi biblioteca, o al menos una parte muy importante de ella, sigue estando en la casa de mis padres— en cajas de Beafeter, Jack Daniels y vino. Mi biblioteca se iba agrupando y, aunque seguía un orden alfabético, también se creaban algunas resonancias fruto del azar: por ejemplo, la segunda caja dedicada a Marguerite Duras no estaba llena y la siguiente, apenas separada por un par de autores, era Annie Ernaux. Así el azar juntó a dos de mis escritoras favoritas. Otro ejemplo: la caja que empezaba con Natalia Ginzburg se cierra con Cristina Grande, que es la Natalia Ginzburg aragonesa. Uno de los libros de Cristina no cupo en esa caja y pasó a ser el primero de la caja siguiente, donde estaba acompañado por los libros de Ismael Grasa: los dos han publicado libros en Xordica y son estupendos escritores. Los dos van a estar, además, en la Feria del Libro de Zaragoza que acaba de inaugurarse: Ismael Grasa ha publicado hace unos meses ‘Una ilusión’ (Xordica), un libro maravilloso y delicado, que es un recorrido por sus amigos, por la pareja, por los lugares y los libros; el libro funciona también como una especie de descodificador de los libros anteriores de Ismael. Cristina Grande ha participado en la antología de relatos escritos por mujeres que ha editado Libros del Gato Negro. En el volumen escriben también Eva Puyó, Ángela Labordeta, Olga Bernad, Irene Vallejo o María Pérez Heredia, que se mezclan en mis cajas otros libros y que también forman parte de mi biblioteca.

Columna publicada el domingo 29 de mayo de 2016 en Heraldo domingo.

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