El día de la marmota

Las elecciones que se celebran hoy han producido una doble impresión contradictoria, al menos durante la campaña: por un lado, ha tenido un perfil bajo, en parte porque los partidos apenas tenían presupuesto y, por otro lado, puede que tal vez sintieran, como algunos ciudadanos, que ya estaba todo dicho. Es decir, ha sido una especie de día de la marmota bajo de revoluciones. Los partidos han centrado sus esfuerzos en los vídeos y en las redes, a veces daban la sensación de competir por el mejor anuncio y que el voto iba a ser el premio al que hiciera el mejor anuncio. Una de las consecuencias de la política espectáculo, supongo. Competían por ser el más ingenioso, el más moderno, el más original, el que mejor realización tuviera. Y ahí los cuatro partidos más importantes han tenido buenos momentos, publicitariamente hablando: el vídeo de los gatos del PP, el de los sillones de Podemos, con regusto a los de Cocacola, el rap inspirado en la campaña de Obama de Ciudadanos y el del PSOE de las papeletas que cambian.

Los alardes de desparpajo —en ocasiones bochornosos— no han conseguido despertar el entusiasmo ni quitar la idea de situación estancada y bloqueada en la que llevamos desde las elecciones del 20-D. Los resultados de las elecciones de hoy se prevén similares a los de las de hace seis meses: ningún bloque parece que vaya a sumar, haya o no ‘sorpasso’ de Podemos al PSOE. La filtración de la conversación del ministro de Interior Jorge Fernández Díaz pidiendo material contra ERC y Convergència al director de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, antes de la consulta del 9-N de 2014, ha funcionado como un velo que ha terminado de tapar lo poco que quedaba de campaña: ha ocupado todas las portadas y le ha robado el foco al resto de partidos.

A pesar de los sondeos y de las encuestas, de los vídeos de campaña y de quién haya ganado el debate —uno siempre cree que ha ganado el suyo, porque en realidad lo que se espera no es que te hagan cambiar de opinión sino que te den argumentos para reafirmarte en la que se tenía— lo que cuenta y lo que da la última palabra son las papeletas y las urnas. Votar, a pesar de que la situación vaya a seguir bloqueada y exista la posibilidad de que haya que repetir las elecciones de nuevo, importa. Aunque sea para votar en blanco o nulo.

*Columna publicada el domingo 26 de junio en Heraldo domingo.

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