El primer verano de tu vida

Una niña mira los fuegos artificiales de la noche de San Juan. Tiene el pelo rizado y más bien corto. Está de espaldas y un niño se le acerca y le pregunta por qué no está llorando. La niña se llama Frida y su madre acaba de morir a causa de las complicaciones derivadas del Sida. El padre murió meses antes. Así empieza Verano 1993, el debut de Carla Simón (Barcelona, 1986), que ha sido galardonado con diferentes premios (Biznaga de oro en Málaga, Mejor Ópera Prima en la Berlinale, Premio del público en BAFICI y Premio Écran Juniors en Cannes) y ha sido seleccionada para representar a España en los Oscar.

La niña Frida (Laia Artigas) es el alter ego de la cineasta: sus padres murieron de Sida cuando tenía seis años y el verano de 1993 fue el primer verano del resto de su vida, el del cambio de la ciudad por un pueblo de Girona, la nueva familia, el nuevo ambiente y la incomprensión que imposibilita la adaptación. De todos esos recuerdos y sensaciones se nutre la película para contar ese verano de inflexión que es al mismo tiempo la infancia de la cineasta y no. El resultado es una cinta fresca, contenida, llena de vida y sutil. Es una tragedia, pero no es triste y el final, que acaba con una niña llorando, es feliz en realidad. La ambigüedad está ahí todo el rato en los ojos de la protagonista, que pueden pasar de la inocencia a la perversión en milésimas de segundo. También en la situación de orfandad y acogida por una familia feliz en un entorno ideal.

La película se construye con planos secuencia que permiten mostrar a los personajes en su complejidad e imperfección, es decir, como en la vida. En las escenas de las niñas se crea un clima de cierta tensión, porque también la relación entre Frida y su prima, Anna, un par de años menor, es deliberadamente irregular. Todo es fruto del brutal cambio de vida que protagoniza Frida, pero también el que su llegada provoca en los demás y en las relaciones establecidas. La película es el retrato de las primeras fases del duelo, pero también de la reconstrucción y del superpoder de adaptación de una niña. Y es un hermoso retrato de infancia: ¿qué es crecer sino buscar tu lugar en el mundo?

*Columna publicada en Heraldo domingo el 29 de octubre de 2017.

 

Post a comment

You may use the following HTML:
<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>