La beca que no solicité

protocolo2513-907176.jpg

            Después de acabar la carrera y los cursos de dotorado seguía sin saber qué hacer con mi vida. Un amigo me habló de las FPI –becas de formación investigador-. Fui al despacho de Aurora Egido porque era la profesora que más me gustaba y porque coordinaba uno de los proyectos de investigación que entraban en el programa de las becas. Me dijo que el proyecto se llamaba Baltasar Gracián y que las investigaciones tenían que ir en esa línea y que, fundamentalmente, había tres opciones: Baltasar Gracián, poetas aragoneses del s. XVII –porque el teatro no daba mucho de sí- o una edición crítica de El héroe que estaba por hacer. Le di las gracias y me despedí. Salí de su despacho pensando que a lo mejor era divertido hacer una edición crítica y aprender a leer manuscritos y a cotejarlos; pero tampoco me apasionaba.

Ese sábado recibí una llamada: era ella, el plazo para solicitar las becas acababa en unos días, así que si estaba interesada, teníamos que darnos prisa. Me citó en su despacho esa mañana y yo me sorprendí de que estuviera trabajando un sábado. Estaba en Garrapinillos y mi madre se ofreció a llevarme en coche.

La profesora había preparado un guión del proyecto: eran tres folios escritos a mano llenos de nombres de poetas aragoneses del s. XVII y de referencias bibliográficas que yo no había oído jamás. No sabía a que me comprometía la beca. A cuatro años de trabajo de investigación en el departamento, me dijo ella. De pronto me vi en el borde de un precipicio. Le dije que no lo tenía muy claro y me veía a mí misma escondida tras una montaña de manuscritos en el sótano de la facultad –donde están los becarios- con gafas y el pelo revuelto. Ella dijo que podía pensármelo y solicitarla al año siguiente, siempre y cuando el puesto siguiera vacante. Era algo que había que pensar muy bien, me dijo. A veces, los temas de tesis parecen aburridos, pero hay que confiar en el tutor. Me contó que su tema de tesis no le gustó nada en principio, pero luego siempre ha agradecido a Blecua haber trabajado sobre eso porque le enseñó una metodología y una manera de aprender a trabajar. Le di las gracias por el interés y le pedí disculpas por el tiempo robado. Ella dijo que estaba para eso. Salí de allí sin creerme del todo lo que acaba de hacer. No solicité la beca y el puesto quedó vacío.

Mis padres me preguntan de vez en cuando si me arrepiento o me preguntan, para tomarme el pelo, qué pensaría Aurora Egido si un día entrase en el Bacharach y me encontrase detrás de la barra. Seguramente no me reconocería, pienso. Tendría una nómina y catorce pagas al año, pero sería infeliz, les digo yo. Además, no habría conocido a Sergio y Maribel, ni a Almudena y habría tenido mucho menos tiempo para vivir. Y, sobre todo, le digo a mi madre, nunca habría empezado la operación Cupido y, por eso, merece la pena renunciar a una beca.

7 comments

  1. Pere Gimferrer

    Es el problema de la investigación, que falta gente con ganas de trabajar. Me parece que Aurora Egido es una gran investigadora (curranta, que es lo que realmente importa) y una gran conocedora de la literatura. Luego resulta que querremos jugar a ser escritores, pero nos da pereza estudiar a los clásicos. Incluso cuando nos pagan por ello… Es mucho más divertido ser camarera, !ni punto de comparación! Y poder conocer a los 3 o 4 “escritores (fantoches) locales” que, a diferencia de Gracián, nadie conocerá más allá del Ebro, nadie leerá a no ser por “compromiso” (entiéndase: familia y 4 amigotes que encima les dirán que lo hacen muy bien, no vayamos a quedar mal). Posiblemente, en su día, ellos también prefirieron ser camareros a estudiar los clásicos. El problema de “qué hacer con mi vida” es que, cuando se trabaja de camarera, siempre está por resolver… Hacer de camarera a los veinti-tantos es muy divertido, pero a medida que pasen los años dejará de serlo, te lo aseguro. Mais, c’est toi qui décide…

  2. Melibea Jarflin

    Jajaja… Espero que no te arrepientas de haber empezado el operativo. Si la cosa no funciona,aplacaremos el dolor haciendo un espectáculo músico-vocal. Ahora, una cosa te digo, como salga algo, lo petaremos y además haremos un espectáculo músico-vocal. Lo podemos subtitular” Oráculo manual”, porque será todo de bricomanía y adivinaremos el futuro al público. Y a la Operación Cupido a partir de ahora podemos denominarla “Arte de prudencia”.
    En todo caso, muchísimas gracias por ayudar en esta primavera a la caída de la rebequilla.

  3. Jarflin

    Dos citas de Gracián y un verso de Gimferrer.
    “Valía la pena ser feliz” (Arde el mar, 1966)
    De Gracián:
    “Discurren mucho algunos en lo que nada les importa, y nada en lo que mucho les convendría.”
    “Errar es humano pero más lo es culpar de ello a otros.”

  4. Pere Gimferrer

    Me declaro a partir de ahora fan número uno de Melibea Jarflin. Sus versos no podían ser más apropidos. Me reafirma en mi creencia que hay que seguir por la senda de Gracián (y la de Gimferrer) y no la poner “gin-tonics”. Igual que un médico, para ser médico, debe tratar enfermos y no servir copas (y en ningún caso operar borracho…), sería prefereible que un escritor trabajara con la literatura. Dime que que Google no ha tenido nada que ver en una tan acertada elección sino que ésta se debe en cambio a tu mordaz inteligencia (y que no eres camarera) y mi devoción será total y absoluta. Bisous.

  5. pat

    Como he sido becaria, puedo decirte que está muy bien disfrutar de una beca si lo que quieres es hacer una tesis, porque al menos el tema supervivencia lo tienes garantizado. Pero conozco gente que lo ha pasado francamente mal cuando se ha dado cuenta de lo que implica a veces ese trabajo: horas y más horas, soledad, impotencia, desencuentros con el tutot… A veces, y mira que a mí me gusta el tema de mi tesis y mi director ha sido siempre un tipo excelente, buena persona y buen profesor, he tenido ganas de mandarlo todo a paseo, de colgar a mis magos y mis caballeros y dedicarme al microrrelato. Por eso creo que tomaste una buena decisión, que el zulo es un sitio acogedor si das con buenos compañeros, pero muy tétrico a ratos. Yo me he visto muchas veces con el pelo de loca y las gafas de ratón de biblioteca en sábados y domingo, así que entiendo lo que dices. Un abrazo, Patro.

Post a comment

You may use the following HTML:
<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>