Cuadernos
Antes de irme de París compré un cargamento de cuadernos en Gilbert Joseph, en el Boulevard de Saint-Michel. Son cuadernos con tapas de cartulina y hojas blancas: sin cuadrículas ni línea, como a mí me gustan. Algunos usan papel reciclado y otros no. Son mucho más baratos que los Moleskine y son sencillos. Cuando vivía allí rellené tres: uno azul, uno verde y uno fucsia de la marca Power flower. Primero escribía los textos a mano y, cuando Barreiros no usaba el ordenador, los picaba y los colgaba en el blog. Al llegar a Zaragoza, compré un portátil y ya no he vuelto a rellenar cuadernos con tanta intensidad como en París. Tengo un montón de cuadernos sin estrenar. He empezado cuentos, capítulos de novela, posts y he tomado notas en alguno de ellos. Sobre todo en uno de tapas moradas, pero creo que está gafado. Cada vez que me atasco con la novela, saco el cuaderno y lo abro por una página en blanco. A veces consigo salir del atasco. Llevo una semana intentando salir de uno y no hay manera. En el cuaderno morado no me sale nada, ni de la novela ni de otra cosa. Me siento frente al ordenador y abro un documento nuevo.
*La imagen la he tomado de este blog.
Yo también tengo unos cuantos cuadernos, pero nunca consigo terminarlos!!! ánimo con la novela, ya tengo ganas de leerla!! un beso