El desprecio

Hace unas semanas el FBI cerró Megaupload, una de las plataformas que proveían de películas y series online de manera ilegal y que se cortaba a los 72 minutos de emisión. Para evitar la interrupción, había que pagar y hacerse Premium mediante una cuota mensual. Para algunos, el que hubiera quien pagara demuestra que la gente está dispuesta a pagar si se le ofrece una plataforma. Yo creo que pagaban, en la mayoría de los casos, para robar; algo que me parece raro y perverso. Por otro lado, ya existen plataformas como Filmin o Mubi, que son algo así como videoclubs online legales y que ofrecen un catálogo bastante amplio y en buena calidad.

Los argumentos que se esgrimen para justificar las descargas tienen que ver con el precio (imagino que harán lo mismo cuando se quieran comprar un coche) y con las famosas ayudas: como ya hemos pagado el producto a través de nuestros impuestos no tenemos que volver a pagar. Supongo que ‘The Walking Dead’ está subvencionada por el estado español. Pero todo o casi todo recibe ayudas estatales o regionales: la industria del automóvil, la agricultura, los emprendedores, los bancos y a nadie se le ocurre que eso los convierta en gratuitos. Creo que hay un problema de fondo en todo el asunto de las descargas, de la Ley Sinde, etc., y es el profundo desprecio, o desprecio de base, hacia la cultura en España. Fernando Fernán Gómez en la estupenda La silla de Fernando, de Luis Alegre y David Trueba, dice que el deporte nacional, al contrario de lo que se cree, no es la envidia, sino el desprecio.

Hay que cambiar la estrategia, hacer que la cultura vuelva a estar bien vista socialmente, y una posible manera sería ligándola al deporte, lo único que parece merecer el respeto del país de manera unánime, aunque algunos deportistas ni siquiera hagan la declaración en España, y el deporte recibe muchas ayudas estatales. La pareja la folclórica y el torero se sustituyó hace tiempo por la modelo y el futbolista, ahora la cantante y el futbolista; sería cuestión de sustituir a la cantante por una escritora, por ejemplo. Me ofrezco voluntaria. Tal vez no sea necesario consumar, tal vez baste con alguna foto en un bar, otra en una librería, en la presentación de un libro, y una última en una terraza leyendo.

O tal vez baste con creérnoslo, creer de verdad que la cultura tiene un valor, y que lo que funciona en otros ámbitos, la máxima de que “lo que se presupone se impone” funcione también en el nuestro.

Ahora que el padre de Gerard Piqué ha escrito un libro, ‘Dos vidas’, tal vez quiera su hijo quiera colaborar con el sector y llevar a cabo mi plan para conseguir que la cultura sea de verdad un valor al alza.

*Columna publicada el 5 de febrero de 2012 en Heraldo domingo. En la imagen, Brigitte Bardot en la película de Godard ‘El desprecio’.

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