Una canción para Rita Levi-Montalcini

Yo no sabía quién era Rita Levi-Montalcini hasta que una amiga me habló de ella. En esa época, mi amiga venía a mi casa casi todas las tardes con su guitarra y hacíamos canciones para divertirnos. Ella cantaba muy bien, pero yo era incapaz hasta de tocar la pandereta. Una tarde, mi amiga dijo que deberíamos escribirle una canción a Rita Levi-Montalcini, que recibió el Premio Nobel de Medicina en 1986 –compartido con Stanley Cohen– por sus investigaciones en torno a la regeneración celular de las neuronas: descubrió el factor de crecimiento nervioso. Años después, me volví a cruzar con Rita Levi-Montalcini en mis clases de italiano: aparecía en las fotocopias con su pelo blanco recogido en un moño.

En 2009, Rita Levi-Montalcini cumplió 100 años y le hicieron muchas entrevistas en las que repasaba su vida, sus decisiones, los años oscuros del fascismo italiano y decía que no había “mérito ni culpa” en el hecho de cumplir 100 años. No quería regalos ni fiestas.

Rita Levi-Montalcini nació en Turín y su familia era judía, de la rama sefardí. Decidió estudiar medicina y no casarse cuando era adolescente. Su padre, al que ella calificaba de “victoriano”, le aconsejaba ser una buena esposa. Se matriculó en la Facultad de Turín y trabajó en una panadería para financiar sus estudios, que acabó con Matrícula de Honor. Con la llegada de Mussolini al poder, el ascenso del fascismo y las leyes raciales de 1938 –que, entre otras cosas, prohibían a los judíos hacer carrera académica–, Montalcini convirtió su cuarto en un laboratorio en el que empezó a estudiar las fibras nerviosas. En 1946 se trasladó a San Luis, a la Universidad Washington, para seguir investigando, y su estancia, que iba a ser de un trimestre, se alargó 30 años.

Montalcini contaba que los edictos sobre los judíos eran tan horribles y disparatados que no se daba por aludida, nunca se sintió menospreciada por sus compañeros y recordaba con cariño al que fue su profesor en Turín, Giuseppe Levi. Se refería al Nobel como “ese asunto que me hizo feliz, pero famosa”. Atribuía al dominio del hemisferio derecho del cerebro, el menos desarrollado, en el que prevalece el instinto –fue el que hizo que nuestros antepasados bajaran del árbol para sobrevivir, según su teoría– las grandes tragedias de la humanidad, y advertía de la necesidad de no dejarse cegar por la componente instintiva, que prevalece en tiempos de crisis.

Rita Levi-Monalcini murió el 30 de diciembre de 2012, tenía 103 años. Había dicho que con su muerte lo único que desaparecería sería su “pequeñísimo cuerpo”. Nunca le escribimos la canción que merecía.

*Columna publicada el domingo 10 de febrero de 2013 en Heraldo domingo.

2 comments

  1. armando barraza cuéllar.

    Saludos y me gusta *una canción para ti Rita Levi Montalcini*

    estamos en contracto.

    armando barraza cuéllar.

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