Entre la ternura y la extrañeza

Es la Inglaterra de principios del siglo XIX, “del año del señor de mil ochocientos treinta y uno”, como la narradora y protagonista se encarga de recordar una y otra vez. Así comienza el relato: “éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano”. Mary escribe sin puntos ni mayúsculas, es la pequeña de cuatro hermanas, hijas de un esforzado y violento granjero al que le habría gustado tener hijos varones para que fueran mejor mano de obra en la granja. “No soy muy alta y mi pelo es del color de la leche”, se describe Mary; que da título a la novela de Nell Leyshon, novelista y dramaturga inglesa.

A Mary le gusta ordeñar a la vaca temprano y visitar a su abuelo enfermo, que duerme en el cuarto de las manzanas y dice palabrotas. Mary ha aprendido a escribir y a leer y quiere confesar algo, aunque no sabemos a quién: “quiero contarte lo que ha pasado pero tengo que tener cuidado de no apresurarme como hacen las vaquillas en la entrada, porque entonces iré por delante de mí misma y puedo tropezarme y caerme y de todas maneras tú querrás que empiece por donde se debe empezar. y eso es por el principio”. Por eso, Mary empieza el relato en la primavera del año anterior. Vive en la granja y comparte cama con su hermana Beatrice, que siempre lleva una Biblia y la abre y mira las hojas, aunque no sepa leer ni entienda qué son todas esas rayas dibujadas en negro sobre blanco. Mary ha compartido cama con todas sus hermanas: Violet siempre tiene frío en los pies y Hope tiene mal carácter. La rutina del trabajo en la granja, las palizas del padre, los gritos de la madre y las peleas con sus hermanas se rompe en verano: el vicario quiere que Mary vaya a vivir a su casa para que cuide de su esposa enferma. El padre de Mary la envía allí a cambio de algo de dinero.

En la vicaría Mary descubrirá un nuevo mundo: Edna, la criada que le enseñará a cuidar a la enferma y a limpiar la casa, la señora Graham, postrada en una cama porque tiene el corazón débil, Ralph, el hijo de los Graham, y el señor Graham, que cada tarde se encierra en su despacho para escribir los sermones.

Leyshon construye una voz potente y verosímil, coherente y capaz de mantener la tensión del relato a lo largo de toda la novela, que transcurre en un año y se estructura siguiendo los ciclos estacionales. Quizá podría haber arriesgado un poco más y haber apostado por una mayor complejidad de los personajes secundarios y de la trama. Pero consigue atrapar al lector entre la extrañeza y la ternura, el suspense y lo que se intuye que ha sucedido. ‘Del color de la leche’ es una novela sólida, una confesión que engatusa por la sencillez y claridad de pensamiento de la narradora, una joven decidida que aprende a escribir en medio de la miseria y el trabajo.

‘Del color de la leche’, Nell Leyshon, Sexto Piso, 2013, 174 páginas. Traducción de Mariano Peyrou.

*Reseña publicada en “Artes&Letras”, de Heraldo de Aragón el jueves 26 de septiembre de 2013.

Post a comment

You may use the following HTML:
<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>