Mi noche con Lou

Al contrario de lo que suele suceder, en mi caso, llegué a la Velvet Underground después de pasar por Lou Reed. En mi casa de la calle Bretón, en la que vivíamos mi padre y mi hermano mayor –con el que me peleaba y al que admiraba e imitaba– y yo. Una de las cosas que más envidiaba de la habitación de mi hermano era un radiocasete con reproductor de CD. Y los discos. Entre su colección de CD estaba ‘Transformer’. En la portada aparece Lou Reed pintado: la cara muy blanca y los párpados negros. Me daba miedo porque me recordaba a un videoclip de “Lullaby” de The Cure, que me aterrorizaba. Por eso no me acerqué a él en seguida. Ahora escucho “Vicious” y es como si volviera a los quince recién cumplidos. Ese disco contiene algunas de las canciones más famosas de Lou Reed: “Walk on The Wild Side”, “Satellite of Love” y “Perfect Day”. Poco tiempo después descubrí a Albert Pla y su versión casi rumbera: “El lado más bestia de la vida”. Mi padre compró una minicadena con reproductor para discos. Así recuperamos el vinilo de ‘New York’, seguramente el disco que más he escuchado de Lou Reed. Mis favoritas eran “Romeo Had Juliette”, “Dirty Blvd.”,  “There Is No Time” y “Hold on”.

Luego supe de la Velvet Underground, de John Cale, Andy Warhol y Nico. Y “Sweet Jane”, “Sunday Morning”, “Run Run Run”, quise ser una “Femme Fatale” (y ser Nico, claro) y asistir a “All Tomorrow’s Party”, que es la canción que ha sonado en la gira de Amaral de su disco ‘Hacia lo salvaje’ y de la que Abel Hernández, El Hijo, ha hecho una preciosa versión.

Me desentendí un poco del nuevo Lou Reed: el que comía sano, no dejaba fumar a su lado y estaba obsesionado con Poe. Estuve en la presentación de ‘El cuervo’ (Alfabia, 2010), con ilustraciones de Lorenzo Mattotti. Me sorprendió que no fuera altísimo. Estuvimos en el mismo bar, pero no me senté en su mesa. Al día siguiente, recitó algunos fragmentos del libro. Seguía más unida al Lou Reed rockero: en ‘Adventureland’, la película de Greg Mottola que sucede durante un verano en un parque de atracciones en los ochenta, el personaje de Ryan Reynolds presume de haber estado de gira con Lou Reed, pero cambia el estribillo de “Satellite of Love”. También me hizo ilusión que en ‘Declaración de guerra’ incluyeran una canción de Laurie Anderson –su última pareja–, “O Superman”.

Una amiga me decía que su disco favorito, probablemente de la historia, era “The Velvet Underground”, que nunca había sido desterrado de su trono. Desde que la escuchó por primera vez “Pale Blue Eyes” había sido su canción favorita. Después me confesó que estaba casi segura de que Lou Reed le había proporcionado más felicidad que todos sus exnovios. Ahora suena “Pale Blue Eyes” y es como si la escuchara por primera vez.

*Bañera publicada el domingo 3 de noviembre, de 2013 en Heraldo domingo.

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