Amistad

Tengo un amigo que tiene ciertos prejuicios sobre las mujeres: por ejemplo, es el único que se niega a jugar conmigo a fútbol solo porque soy chica. Siempre dice que la amistad femenina no existe, que competimos y que, en el fondo, cada chica odia a todas las demás chicas. De vez en cuando sale el tema y la discusión se termina cuando él cierra con su argumento clásico: “¿Te imaginas una historia de amistad de dos tías como ‘Río Bravo’? No, cuando son chicas, ¿qué pasa? ‘Thelma y Louise’.” En parte tiene razón. La amistad masculina ha dado mucho más juego en el cine, no solo por el clásico de Howard Hawks.

El miércoles me acordé de esta discusión, que es un clásico en mis veladas madrileñas, al salir del cine. Aproveché el nuevo descuento de los miércoles, que me produce sensaciones contradictorias: me alegra ver las salas llenas de nuevo y que haya colas, aunque la diferencia sea de apenas dos euros con el día del espectador, y al mismo tiempo sé que los exhibidores no son las víctimas y que culpar del precio alto de las entradas únicamente a la subida del IVA es un poco simplista. Fui a ver ‘Pensé que iba a haber fiesta’, de Victoria Galardi, que cuenta un episodio de amistad femenina entre Elena Anaya y Valeria Bertuccelli, que son amigas desde hace tiempo aunque no sepamos –y no nos importa– de dónde surge esa amistad. Más bien, lo que nos van a contar es el principio de una brecha entre ellas. Aunque el final me dejó un sabor amargo, me enamoré en cada plano de Elena Anaya. Me gustaba ver a Anaya y a Bertuccelli en la piscina, tumbadas en una hamaca, tomando el sol o pasando el barrefondos mientras hablan de todo.  Pensé luego en otra película, también de una directora, Mar Coll, ‘Todos queremos lo mejor para ella’, en la que Nora Navas se reencuentra con una amiga de adolescencia, encarnada también por Bertuccelli. Y en el libro que terminé el martes, ‘La trabajadora’, de Elvira Navarro, donde se explora la relación entre la protagonista y su inquilina.

NW London’, de Zadie Smith, sí tiene como tema central la relación a lo largo de los años de dos amigas, sus inquietudes, su alejamiento, y su complicidad, y que al mismo tiempo es la historia de un barrio de Londres y un retrato del estancamiento social. Luego, tirando del hilo, llegué a Elena Ferrante y su trilogía, de la que se han publicado ya dos volúmenes en España: ‘La amiga estupenda’ y ‘Un mal nombre’, novelas que me atrapan y me fascinan hasta la culpabilidad. Y pensé que a esta lista, añadiré, en la próxima discusión, ‘La boda de mi mejor amiga’, en la que Kristen Wiig está estupenda, aunque puede que, en parte, le dé la razón a mi amigo.

*Bañera publicada el domingo 26 de enero en Heraldo domingo.

**La imagen es un fotograma de la película de Victoria Galardi.

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