Chatterton

Thomas Chatterton se suicidó a los dieciocho años con arsénico en 1770. Aprendió a leer a los siete años y se inventó a un monje medieval, Thomas Rowley, al que le atribuyó una égloga, que escribió a los once años. Le creyeron y gracias a la falsificación y la impostura, Chatterton mantuvo a su familia.

No sabía de Chatterton, a pesar de que es un personaje recurrente en poetas como Keats o Coleridge y Henry Wallis le dedicó el cuadro ‘La muerte de Chatterton’, en 1856. Elena Medel (Córdoba, 1985) nos habló de Chatterton este verano después de una lectura poética: dijo que era así como quería que se llamase su próximo libro. Dijo que alguna gente le desaconsejaba el título, le parecía confuso. A los amigos a los que nos contó la historia nos fascinaron el personaje y el título del libro.

Medel publicó su primer libro de poemas a los diecisiete años, ‘Mi primer bikini’, (DVD, 2002). Cuatro años después apareció ‘Tara’ (DVD) y ahora acaba de salir ‘Chatterton’ (Visor), con el que ha ganado el Premio Fundación Loewe a la Creación Joven. ‘Los desengaños’ (Visor), de Antonio Lucas, “una poética del dolor”, según Luis Antonio de Villena, ha ganado el Premio Fundación Loewe. Me alegra que mantuviera el título y creo que sería un buen momento para reeditar sus libros anteriores en un solo volumen: desde la triste desaparición de DVD hay demasiados títulos inencontrables.

Además, Elena Medel ha consolidado una editorial de poesía, La bella Varsovia, que dirige junto a Alejandra Vanesa y donde ha publicado a autores como Manuel Vilas o Pilar Adón. En octubre aparecerá un poemario de Gabriela Wiener y acaba de salir ‘Nueve nuevos poetas’, un libro que pretende descubrir nuevas voces de la poesía.

‘Chatterton’ es un libro breve, pero intenso y lleno de cosas: hay rupturas, mudanzas, vueltas al hogar, consejos para adultos solteros, un encuentro en el autobús con una compañera de colegio con la que comparte más de lo que podría parecer, y hay un estupendo poema dedicado a Chatterton: “con mis poemas levanté un imperio”. Medel habla de madurar, de las plantas que se marchitan en el piso de alquiler de dos habitaciones que comparte con el novio que dejará de serlo y de cómo el paso del tiempo cambia los poemas: “He corregido este poema / cuando nada sobre lo que hablaba / existía ya. He corregido este poema / en autobuses baratos; / he corregido en el lugar que corregía / hace diez años”. Es un libro sobre escribir: la tercera parte del poemario lleva como título “Cuando me pregunta si escribo respondo que ya no”. Y es un libro sobre el fracaso: “De modo que sí, que esto es el fracaso: una mota oscura y leve / sobre la piel”, sobre el fracaso que es necesario para hacerse adulto.

*Columna publicada el domingo 16 de marzo de 2014 en Heraldo domingo.

*En la imagen, el cuadro de Henry Wallis.

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