Modiano

Hace diez años que leí por primera vez ‘Dora Bruder’. Lo sé porque hace diez años que hice mi Erasmus en París y recuerdo que me hacía ilusión vivir a dos o tres paradas de metro de la casa de la chica desaparecida en 1941, cuyos pasos en el París ocupado rastreó Patrick Modiano en la novela que lleva su nombre. Hace diez años que Modiano se convirtió en uno de mis escritores favoritos de una manera discreta, casi en segundo plano, y compartiendo ese lugar con otros muchos. El Nobel de Literatura a Modiano es una de las mejores noticias del otoño.

Antes de que Anagrama recuperara a Modiano en español, Félix Romeo ya lo había recomendado entre sus amigos. Para cuando apareció en español ‘Un pedigrí’ (Anagrama, 2007) –una novela maravillosa, estremecedora y emocionante, en la que habla de sus padres, de la muerte de su hermano y de su adolescencia con la claridad y la sencillez de un notario-, Zaragoza era uno de los lugares donde más se hablaba de Modiano, era lo que Faulkner en ‘Amanece que no es poco’; lo que sentíamos por él era “auténtica devoción”. A la corte de admiradores se sumó pronto el escritor Rodolfo Notivol, fascinado por ‘Dora Bruder’, quizá su mejor novela.

Leí ‘Viaje de novios’, ‘Joyita’ y ‘Una juventud’ en francés, en ediciones de bolsillo, en ejemplares comprados en Gilbert Jeune o Gilbert Joseph a precios ridículamente bajos. De fondo escuchaba sin parar a Vincent Delerm, que le había dedicado una canción en su segundo disco, ‘Kengsinton square’, “Le baiser Modiano”. Una pareja se cruza con Modiano antes del  primer beso y él recuerda el enunciado de un examen: “apoyándose en el campo / léxico del aislamiento / destaque el miedo / en la mirada del narrador”.

En sus novelas habla de París, del París de la Ocupación, del París de los sesenta y del París de hoy; habla de sus orígenes y escarba en el pasado con su “estilo elíptico”, según el propio Modiano. También ha escrito guiones de cine, como ‘Lacombe Lucien’ de Louis Malle, que se adentra en el colaboracionismo. Y publicó un libro con Carherine Deneuve, ‘Elle s’appelait Françoise’, dedicado a Françoise Dorléac, con la que Modiano se cruzaba en las noches parisinas de su juventud. Patrick Modiano escribió canciones antes de escribir novelas; Françoise Hardy interpretó algunas, otras aparecieron en un disco en 1967: ‘Fonds de tiroir’, que firmó con Hugues de Courson (y que puede escucharse en Spotify). La letra de “Les escaliers” dice: “Hay tantas escaleras, tantas escaleras en mi pasado / que subo con el corazón palpitante / tantas escaleras que bajo de puntillas”. Algo parecido le pasa al lector que se adentra en el universo Modiano.

*Bañera publicada el domingo 19 de octubre de 2014 en Heraldo domingo.

 

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