Pasillo

            Voy a la facultad. Tengo que hacer unas fotocopias, recoger papeles y mirar la nota de XIX.

            Estoy en un despacho. El profesor me rellena un informe. Lo firma y dice que me pase por la secretaría del departamento para que me lo sellen. Es para pedir la beca de auxiliar de conversación. Mi primera opción es París, la segunda Île de France y la tercera, Reunión.

            Tengo que recoger el trabajo y ver la nota del examen en el despacho de enfrente. Me entero porque en la puerta me encuentro con una chica de clase y me dice que dentro hay dos. Le ha puesto notable. Se va a fumar. Me pongo nerviosa. No se me ocurre acercarme a la secretaría a que me sellen el informe. Espero.

            Por fin entro. El profesor de pelo blanco y cejas negras está sentado entre papeles, libros y un ordenador. Me dice que me siente. Dice que el trabajo está muy bien y que nadie ha hablado de eso; dice que debería pensar en publicarlo. Me trata de usted. Me dice que me lo piense y que me pase después de los exámenes.

            Estoy tan sorprendida y contenta que se me olvida poner el sello. Me doy cuenta en la ventanilla del Registro General, después de un paseo de veinte minutos y una cola de diez. La señora de la ventanilla (me recuerda a alguien y no sé a quién) me dice que vuelva mañana.