Viaje en tren

Habéis tenido que madrugar para coger el tren. Vuestro padre os ha llevado a la estación en la furgoneta granate. Os ha invitado a desayunar y os ha deseado suerte. Te ha dicho que no preocupes, que lo harás muy bien. A tu hermano, le ha dicho que te proteja.

Subís al tren, eliges ventana porque sabes que él prefiere pasillo. Ves los graffitis en los muros que acompañan las vías. Dejais atrás la ciudad. Él saca un libro y empieza a leer. Intentas hacer lo mismo pero no puedes concentrarte. Siempre has querido ser actriz y ahora vas en un tren que te lleva al rodaje de tu primer corto.

Él te mira. Sabe que estás asustada. Intenta tranquilizarte y te dice: –No te preocupes. Total, es una tontada, lo he escrito yo.– Os reís. –Tranquila, el director te eligió a ti.

Ponen una película en blanco y negro. La visteis hace tiempo, una noche absurda de cine en casa. Es Retorno al pasado. Intentas seguirla y os quedáis dormidos.

Te despiertas: está a tu lado, leyendo. No quieres molestarle. Estais a punto de llegar. Vais a comer con el director: un chico muy tímido que estudia cine en Madrid y se ríe todo el tiempo. Por la tarde habrá una lectura de tu escena en casa de la actriz principal -y productora.

Durante la comida hablas muy poco y casi no comes. El director y tu hermano ultiman algunos detalles del guión.

Tú tienes cinco frases, tampoco es tanto, no es suficiente para cagarla. Vuelves a la conversación. Tu hermano está enfadado: el director no se ha dado cuenta de que el corto pasa en un sólo día.

Vais a casa de la actriz, conoces al actor con el que compartirás escena. La actriz -lleva chanclas con plataforma- os pregunta que qué tal el viaje y habla con tu hermano de la intención de sus frases. La cara de tu hermano es un cuadro, intenta darle la razón en todo. Sabes que está pensando: ¿No puede aprenderse el texto y decirlo?

Es agosto y hace mucho calor. Llevas viajando todo el día. Tienes la sensación de que hueles a sudor y tren.

El director os pide que leáis la escena. La actriz se sienta en frente de tí, a unos veinte centímetros, y te clava los ojos. Tienes miedo. El director te dice que sólo es una lectura para que os aprendáis el texto. Tú ya te lo sabes.

Miras a tu hermano. Está nervioso. Se repone. Te mira y es todo lo que necesitas.