Los chicos del bar

        Los rumberos vienen todos los fines de semana al bar. Pero ayer fue el primer jueves que coincidimos. No esperaba verlos y me sorprendí cuando, al dejar unas cañas en la barra, los vi. Creo que hasta me puse un poco roja. No hablamos más de lo necesario. Sospechaba que se habían dado cuenta de mi sobrecogimiento al verlos y me daba un poco de vergüenza. Se fueron al final de la noche. Sin despedirse.

Mientras cerrábamos, me tomé un vino blanco. Luego, de camino a casa, pensé que a lo mejor me gustaban un poco y por eso me ponía nerviosa. Barreiros estaba dormido en el sofá. Lo desperté y me preguntó por qué llegaba tan tarde. Porque trabajo en un bar de copas, respondí. Lo llevé a la cama. Se tumbó y lo arropé. Empezó a hacer ruidos raros. Le pregunté si estaba llorando. Son sólo mocos, me dijo. Adopté la clásica posición fetal y, al hundir mi mano en su pelo, me olvidé de los chicos del bar.

Post a comment

You may use the following HTML:
<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>