(Todo por Sara)

 

En mayo el director argentino hizo un pseudocasting para montar un espectáculo en París. Empezaría de la nada, sin tema ni texto. No era la primera vez que trabajaba así, aunque nunca con gente a la que no conocía.

Antes de hacer la selección se entrevistó con bastante gente, mandó mails y vio muchas fotos. Cuando vio las fotos de la actriz rubia pensó que fumaba muchos porros. Era española y tenía el pelo corto. Acudió a la entrevista con su novio. Al director argentino le pareció simpático que la chica tuviera miedo y la acompañase su novio. Le dijo que no sabía que hacer porque se tenía que quedar un mes más en París y era complicado. El director argentino entendió que la chica tenía que pensárselo y le dejó el fin de semana. Se despidieron. Cinco minutos después la actriz rubia le llamó para aceptar.

De las siete chicas a las que había elegido la chica rubia era la que menos hablaba y la más joven. Ella llevaba vestidos, gafas de sol y sombreros a los ensayos. El día que el director argentino le dijo que el festival se retrasaba hasta diciembre la chica dudó un segundo y pensó que se había equivocado. El director pensó que podían estrenar el espectáculo en octubre aunque el festival fuera en diciembre. Era finales de julio.

El director argentino está desilusionado. Las chicas se quejan porque no se sienten actrices con lo que hacen, no hay compromiso político, no tienen protagonismo y no hay un dossier de prensa. Él piensa que ha sido demasiado pretencioso y que no puede hacer un dossier sin saber de qué habla el espectáculo.

Se lo cuenta a la actriz rubia en una estación de las afueras. Van a ver un teatro. Él le dice que le dan ganas de dejarlo todo pero que ni siquiera puede porque ella se enfadaría. La actriz rubia le dice que ella lo entendería, pero su hermana de seis años, no. Él dice “Todo por Sara” y parece un chiste.

Ese fin de semana el director argentino va a Barcelona a ver a su amigo y director. Entre los dos encuentran la solución: será una obra que se hace porque una niña de seis años que vive en Zaragoza y tiene los ojos verdes más grandes del mundo quiere que su hermana sea actriz.

Llama a la actriz rubia y se lo cuenta. Ella no muestra demasiado entusiasmo. Le pilla por sorpresa. Él le dice que quiere proyectar a Sara desde una ventana hablando sin parar. Le pregunta si es posible y ella dice que sí. Dice que pueden ir en coche con su novio. Planean el viaje para dos semanas después.

La actriz rubia habla con Sara. Se lo cuenta todo y muestra el mismo entusiasmo que su hermana. Pregunta si su novio también irá.

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