Category: Nada es ficción

Rentrée

Él tiene el pelo más negro del mundo. Es alto y fibroso. Tiene los ojos marrones claros y una mirada limpia. Es tan guapo que duele mirarle. Lleva una semana fuera. Vuelve una mañana, temprano. Entra en su casa sin hacer ruido, deja la maleta en el pasillo y entra en su habitación. Sólo piensa en besar y abrazar a su novia.

En la cama hay dos chicas rubias. No se tocan. Ella ocupa el lado de la puerta, la otra está en el lado del chico. El chico se arrodilla y despierta a su novia con un beso interminable.

Desayunan y la amiga se va a la ducha. Él sólo quiere tocar a su novia. Ella no quiere que la amiga les interrumpa.

La chica que ocupaba su lado de la cama llega con el pelo mojado. Hablan de cosas que a la novia le aburren y se va al baño.  Él y la amiga oyen el grifo de la ducha. Hay un silencio. El chico le pone un video a la amiga que se ha secado el pelo y desaparece en el baño.

La amiga no oye nada pero sabe que están follando en la ducha. Agradece que por lo menos le hayan dado algo con que entretenerse.

Bienal Intenacional de la Marioneta II

Teatron theatre: The Children of beast 

El espectáculo es en el teatro Internacional de lengua franesa, en la Villette. En la sinopsis hablan del holocausto y de la simultaneidad de actores y marionetas.

En el escenario hay una mesa cubierta por una tela blanca, dos sillas y un baúl. Todo encerrado en un círculo de tela.

Sólo hay dos actores: uno toca el acordeón y habla en alemán -mientras una inglesa lee la traducción al francés- y el manipulador que no habla.

El actor que no habla abre el baúl. Está lleno de arena y debajo hay un títere de cuerda: lo saca y el títere escupe arena por los ojos. Se mueve dentro del círculo. El otro actor continua con su parlamento, no se nota la espera a la traducción. Está todo perfectamente coordinado, calculado y medido.

Aparece otro títere: es el alter ego del actor que habla, un niño judío de nueve años. La manipulación es excelente: limpia, clara, delicada y llena de energía. La concentración de los dos actores es impresionante. El actor que habla en alemán es de los que da gusto ver: no se nota que está actuando y sin embargo no puedes dejar de prestarle toda tu atención. Aparecerán todavía tres títeres más del círculo de tela: sencillos y de una expresividad brutal.

La pieza es una visión de la “bestia nazi” a través de un niño judío fascinado por los relatos de su abuelo -escritor de literatura infantil. El niño intenta reconstruir el asesinato o desaparición de su abuelo a manos de los nazis. Es de una belleza conmovedora. Todo está en su justa medida y en su lugar. No hay maniqueismo de ningún tipo. La iluminación sobria e impactante, la arena como símbolo, la manipulación excelente, el actor impresionante… Todo está perfectamente integrado para construir momentos de verdadera magia y de auténtica belleza sin olvidar la crítica.

Voy a tomar una cerveza a la carpa central. A mi derecha veo a los dos actores comiendo con la lectora en francés y la técnico de luces. No puedo dejar de mirarles. Los mismos dedos que manipulaban las marionetas llevan un tenedor.

Bienal Internacional de la Marioneta I

Bistourí 

El festival es en el parque de la Villette. Llueve y hay viento. Compro las entradas y me pongo en la fila. A la entrada de la carpa hay un títere que te desinfecta antes de pasar al quirófano. El escenario es la parte trasera de una furgoneta con las puertas abiertas.

Aparece un cirujano: se prepara un té antes de la operación. Hay algo sobre la camilla: el paciente es grande y peludo. Introduce una cámara en el estómago del paciente: hay tabaco, vino, cervezas y queso. La cámara nos descubre una puerta cerrada. El cirujano la dinamita: la puerta se abre y el paciente se despierta. Es un lobo. El cirujano coje el tesoro y anestesia al lobo de un martillazo.

Del vientre del lobo aparecen títeres minúsculos: un lobo, una oveja y, por fin, Caperucita.

Es una compañía belga y un espectáculo sin palabras. El títere y el manipulador se confunden. El actor deja de existir, sólo vemos la marioneta.

Una creación original llena de buenas y sorprendentes ideas. Astucia y claridad dentro del desorden del hospital ambulante.

Sexo y literatura

Viene mi amiga francesa a darme una sorpresa. Vive en Zaragoza desde hace tres años. Paseamos por la Villette y tomamos cervezas. Quedamos con su prima y su novio: ella es psicóloga y él, un apasionado de los cómics. Estamos en un bar hasta que nos echan. Nos invitan a su casa. Tomamos una bebida de fabricación propia que se llama blanc-rouge. El novio se duerme. La prima de mi amiga nos enseña láminas y nosotras sólo vemos símbolos fálicos. Son las cinco de la mañana, sólo falta media hora para el primer metro.

Es de día. Hay gente en la calle y una tienda abierta. Compramos algo para desayunar mientras esperamos. Mi amiga me pide que le recomiende autores españoles. Yo le doy nombres y ella me dice que quiere algún clásico, habla de Stendhal, Zola. Me dice que le gusta el naturlismo y que quiere descubrir aunque no le guste.

Nos montamos en el metro. Le digo que la diferencia entre realismo y naturalismo es la difeencia entre Balzac y Zola. Ella me dice que no ha leído a Balzac, pero que Zola le gusta. Luego me pregunta que si soy “clitoridiana” o vaginal. Hemos llegado.

Cine de arte y ensayo II

La chica que vive en París recibe una visita: viene un amigo que vive en Guadalajara a pasar una semana. La chica se convierte en turista accidental y disfruta. Pasean por la ciudad y hacen fotos.

Ella le acompaña a todas partes. Se ríen. Entran en un librería: Shakespeare & Company. La chica se queda mirando al dependiente. Es moreno, tiene los ojos azules y unas pestañas larguísimas. Salen de la librería y van a tomar una crêpe. Es la última noche. A la mañana siguiente el amigo vuelve a Guadalajara.

La chica pasea sola por París. Sin saber muy bien cómo acaba frente a la librería. Fuma un cigarro sentada en la puerta de la Shakespeare & Company. Piensa que no sabe qué hace allí. El chico de las pestañas largas y los ojos azules está detrás del cristal, en la caja. La chica que vive en París se levanta y se va. No mira atrás.

La chica decide ir al cine: hay una reposición de Angel de Lubitsch con marlene Dietrich. Entra en la sala y oye hablar italiano. Se sienta y lee hasta que se apagan las luces.

Durante los títulos de crédito entra un chico y se sienta a su lado. Ella le mira un segundo. Tiene los ojos azules y las pestañas larguísimas.

Retratos

En las escaleras de la Madeleine siempre hay turistas y mendigos. Hay un chico y una chica con bocadillos y cámaras de fotos. Comen y fuman. La chica saca la cámara digital y hace fotos. Después dispara con la reflex analógica. Entran en la iglesia.

Cuando salen tiran más fotos. El chico de los ojos azules sigue allí. Sentado con la barbilla apoyada en la mano. La chica le hace fotos sin que se dé cuenta. Le gustaría hacerle un buen retrato. No se atreve a acercarse.

La chica se cuelga la cámara al cuello, apaga el cigarrillo y va hacia el chico de los ojos azules.

Cine de arte y ensayo

Los españoles van al cine en bici. Suben una cuesta y el chico se enfada. La chica le espera arriba y se ríe. Le besa. Han llegado. Atan las bicis.

El chico pregunta qué van a ver. La película se llama El manuscrito encontrado en Zaragoza, está basada en la novela de Ian Potoki. Le dice que es una peli polaca y que es todo lo que sabe.

Entran en el cine. No hay nadie en la taquilla que también es un bar. Aparece un tipo pelirrojo que vende las entradas. En el pasillo están las bobinas de las películas.

Se sientan en la última fila: ella está dispuesta a cualquier tipo de contacto sexual si la película es aburrida. Empieza la película y él suspira. Ella le concede el beneficio de la duda. Entra una pareja mayor, se sientan delante.

La chica se quita las zapatillas y acaricia la mano del chico. Pasa a la entrepierna. El chico se ríe. Ella se acuerda de que no ha apagado el móvil. Se agacha para buscar el bolso.

Vuelve a la entrepierna del chico. Él le aparta la mano cuando ella intenta bajarle la cremallera. Están al lado de la puerta.

El tipo pelirrojo entra y se queda un rato de pie entre la puerta y la pareja. Sale y deja la puerta entreabierta.

La chica desiste y mira la pantalla. No ve bien los subtítulos.

El pelirrojo entra. Mira de reojo a la pareja. Se ríe y se concentra en la película.

Paseo

Entro a los jardines de las Tulleries. Al fondo, detrás de la plaza de la Concorde, está el Arco de triunfo. Voy en dirección contraria.

Sigo hasta el Carrousel del Louvre. Hay un mimo disfrazado de momia egipcia. Los turistas se hacen fotos con él. Llego a la pirámides. Me asomo. Están cerrando el museo.

Antes de entrar en los soportales oigo ópera. Entro. hay una chica vestida de negro. En el suelo un discman y dos altavoces. Le tiro unas fotos y no le molesta. Me acerco, le dejo unas monedas y me lo agradece con la cabeza sin perder la melodía.

Salgo al pont des Arts. Me siento y veo París. No me creo que sea mi ciudad.

Espectáculo

El actor ambulante llega en su furgoneta azul. Monta el escenario en la escalinata del Sacré Coeur. Se viste de rojo y anuncia el espectáculo en francés y en inglés. Sienta a la gente sin hablar. les hace acercarse al escenario.

Es teatro de máscara con un poco de comedia dell’arte. No hay palabras. Es sencillo y breve. Apenas diez minutos en los que ríes, te asustas y lloras. Consigue emocionarte sin saber muy bien ni cómo ni porqué. Hay magia.

Al final sale vestido de rojo y ofrece la gorra. Te acercas, le echas unas monedas y le dices bravo. Él no te mira pero te da las gracias.

Piensas que tiene la mirada perdida. Mira pero no ve, como sus máscaras.

En un cuarto de hora hay otro pase. Te sientas en primera fila y esperas. Se abre la cortina y la chispa inesperada reaparece: la magia.

Altavoces

Barreiros se ha comprado dos altavoces y ha fabricado otro para los bajos. Un dodecaedro. Está muy orgulloso de su mini estudio en su 50% de mesa.

Viene mi amigo de Swansea. Nos trae regalos y fotos. Vamos a buscarle a la estación de autobuses. Lleva diez horas viajando. Cenamos y nos acostamos.

Por la mañana Barreiros va a comprar croissants para los tres. yo preparo el café. Mi amigo mira su correo.

Cuando Barreiros vuelve ve uno de los altavoces hundidos y con un muñeco delante. Cree que el muñeco se ha caído y ha chafado el altavoz. Intenta arreglarlo y tira el muñeco.

Mi amigo confiesa: ha hundido el altavoz porque estaba blando y ha puesto el muñeco delante para disimular.