Parecidos razonables

            Salgo de la facultad. Todavía no han salido las notas. Mi autobús sale a la una y media y tengo tiempo de sobra.

            Aparece el Herald Boy: se tropieza con las escaleras y está  apunto de dejarse un diente. Le pregunto qué tal y si ha vuelto para siempre. Me responde con una pregunta y luego quiere que le explique en qué consiste el DEA. Me lo invento, pero sueno bastante convincente porque decide invitarme a café en vez de preguntar en secretaría.

            Su casa está enfrente de mi parada de autobús, así que vamos hacia allí. Tenemos un examen juntos el jueves y no hemos estudiado. Le enseño las fotos que me he ehcho por la mañana para renovar el carné: caducó hace un mes.

            Nos cruzamos con un amigo de Barreiros –la única vez que me lo encontré me contó todos los exámenes y trabajos que había hecho o tenía que hacer y me pidió dos euros. Me da dos besos. Mira al Herald Boy: ha habido un segundo en el que ha pensado que era Barreiros. Le digo hasta luego antes de que empiece a hablar de proyectos que entregar.

            Entramos en el Versus: por la noche es un bar de ambiente y por el día una cafetería cool. Pido Nestea y nos sentamos en el sofá blanco.

            Herald Boy llega tarde al examen. Se ha rapado el pelo y ya no se parece a Barreiros. Entrego el examen y me voy sin esperar a que el Herald Boy me invite a café.

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